Esta es una historia de engaños médicos y obsesiones con celebridades.
Una multitud de fans vitoreó a dos miembros de la banda One Direction durante una gala de recaudación de fondos, en agosto de 2015.
Para Megan y su madre, Jean, era una oportunidad más de recaudar dinero para su pujante organización benéfica.
En los últimos dos años habían concedido cientos de deseos a niños gravemente enfermos, desde fiestas hasta viajes a Disneylandia.
Todo el mundo sabía que Megan, quien tenía entonces 20 años, había organizado el evento mientras luchaba contra un tumor cerebral.
Sin embargo, detrás de los atuendos de gala y las máscaras temáticas, había un secreto vinculado a uno de los síndromes más misteriosos de la profesión médica.