Jorge Julián Christe (31) sigue preso por el crimen de su pareja, Julieta Riera (24), en Paraná. La Justicia ordenó hacer un nuevo juicio.
Los carteles cambiaron. La cara de Julieta Riera (24) quedó en el centro. Se fueron, por un rato, los pedidos de justicia, los reclamos pidiendo perpetua. Es que Jorge Julián Christe (31), su entonces pareja, había recibido la pena máxima, condenado por femicidio.
La semana pasada, tras el llamado de su abogada, Ana Brugo (54), supo que, por una decisión del Supremo Tribunal de Justicia (STJ)de la provincia de Entre Ríos, el reclamo de justicia no había terminado y que, a pesar de la sorpresa, su lucha tampoco.
“Es revivir todo de nuevo, volver a empezar: nos esperábamos cualquier cosa pero esto ¿anular el juicio? Jamás“, dice con pesar la mamá de Julieta.
El hecho
El 30 de abril de 2020, Julieta Riera murió al caer del 8° piso del Instituto del Seguro, en el centro de Paraná. Tanto la Fiscalía como la familia de la joven consideraron que se trató de un femicidio, mientras que la defensa de su ex pareja sostuvo que la muerte fue accidental.
Christe es el hijo de la ex jueza en lo Civil y Comercial Ana María Stagnaro y está detenido desde el momento del crimen.
Si bien el joven intentó sostener la versión del suicidio o del accidente, la investigación concluyó que la chica había muerto producto de las lesiones previas, consistentes con la violencia de género, y que estaba inconsciente al momento de la caída producto de una asfixia mecánica.
El contexto de violencia en el que estaba Julieta quedó probado en el juicio. Hasta le envió una foto a la mamá de Christe pidiéndole ayuda mostrándole golpes, las marcas en el rostro. No le contó a su propia familia lo que estaba viviendo, pero ellos insistieron en ayudarla al notar que cada vez “se aislaba más”, que no tenía teléfono celular y que podía verlos en momentos breves y sin que tocaran el timbre de la casa que compartía con su pareja.
Julieta tenía un hijo que ahora tiene 6 años y con el que también había perdido vínculo. Además, en su cuerpo había rastros de “golpes de vieja data” que probaron que estaba sometida a la violencia desde hacía meses.