La asociación protectora BUND de Alemania pidió a quienes pasean por las costas que no se acerquen a focas, ballenas y otras especies marinas.
Las focas jóvenes o incluso las ballenas pequeñas en aguas poco profundas despiertan rápidamente la atención de los visitantes que veranean en la playa. Pero, a pesar de su curiosidad, los turistas deben dejar en paz a estos animales marinos.
Muchos sectores de costas, como la Argentina, con su aire salado, mar, playa y dunas, atraen a numerosos visitantes, pero a la vez son el hogar de una vasta fauna.
Como algo similar ocurre con las costas alemanas, la asociación por el Medio Ambiente y la Protección de la Naturaleza (BUND, por sus siglas en alemán) advirtió a quienes realizan excursiones, ya sea cuando caminan por la playa o al nadar y bucear, que no olviden que los animales pequeños y grandes no deben ser tratados como juguetes o animales domésticos.
Los defensores del medio ambiente recuerdan un incidente acontecido en julio último en la costa del Báltico, en Schleswig-Holstein, una joven marsopa murió tras ser capturada por varias personas en aguas poco profundas y luego de que fuera sujetada para fotografiarla.
BUND apunta que, si bien las pequeñas ballenas se ven muy bonitas, en ningún caso pueden ser molestadas ni tampoco tocadas. Lo mismo ocurre con las focas y las focas grises que se encuentran en la playa o en bancos de arena.
Cuando los animales tienen que huir de las personas porque estas se acercan demasiado, esto no solamente constituye un factor de estrés. Los animales más jóvenes también pueden verse separados de sus madres. Por lo tanto, es importante tener en cuenta que hay que mantenerse lejos y observar a los animales marinos desde una distancia adecuada.
En Finlandia luchan para salvar a las focas más amenazadas del mundo
Las autoridades finlandesas presentaron este año una propuesta para que los hábitats de la foca anillada de Saimaa, reconocidas por los círculos blancos en su pelaje, sean incorporados a la lista de patrimonio mundial de la Unesco.
La especie está considerada “en peligro” por las autoridades finlandesas y europeas y las encuestas muestran que la mayoría de la gente en Finlandia apoya que las normas para proteger a las focas aumenten.
A medida que la situación de las focas se hace más conocida, “más gente quiere venir a la región a ver al animal, así que hay que encontrar un equilibrio constante”, según Tiainen.
“Cuando había solo 300 focas, dijeron que necesitábamos controlar las redes de pesca para llegar a 400. Pero ahora superamos los 400” y se sigue diciendo lo mismo, protesta Himanen.
La meta del gobierno es alcanzar un “nivel adecuado de protección”, sin citar un número, pero los activistas dicen que la población de focas deberá ser de al menos 1.000 o 2.000 antes de levantar las restricciones. Pero “posiblemente nunca estemos en una situación en la cual la especie no se vea amenazada”, advirtió Tiainen.