Desde mediados de noviembre hasta finales de enero, sus habitantes viven en una oscuridad casi constante, interrumpida ocasionalmente por auroras boreales y el ténue resplandor del crepúsculo polar
En Svalbard, Noruega, situado a 78 grados de latitud norte, la noche polar es un fenómeno que ocurre cada año entre mediados de noviembre y finales de enero, cuando el sol no se eleva sobre el horizonte durante aproximadamente 84 días.
Este fenómeno se debe a la inclinación del eje de la Tierra, lo que provoca que las regiones polares queden sumidas en la oscuridad durante el invierno, mientras que en verano experimentan el fenómeno opuesto, conocido como sol de medianoche, cuando el sol permanece visible durante las 24 horas del día.
A pesar de lo que se podría pensar, la vida continúa de manera relativamente normal durante la noche polar. Aunque el sol está ausente, los residentes han desarrollado formas de adaptarse a la oscuridad constante. Uno de los elementos esenciales en la vida cotidiana es el uso de linternas frontales o ropa reflectante para mejorar la visibilidad al caminar por las calles, que a menudo están cubiertas de nieve y hielo. Las personas continúan con sus actividades diarias, como ir al trabajo, a la escuela y participar en diversas actividades recreativas al aire libre, a pesar de las condiciones.
El fenómeno de la noche polar en Svalbard no significa que haya una ausencia total de luz. Durante ciertas horas del día, especialmente alrededor del mediodía, es posible observar un tenue brillo en el horizonte, lo que se conoce como crepúsculo polar. Este fenómeno ocurre cuando el sol se encuentra justo por debajo del horizonte, generando una débil luminosidad que tiñe el cielo de tonos azules y violetas y brinda una breve pausa en la oscuridad completa. Sin embargo, debido a la geografía montañosa de la región, en muchas zonas de Svalbard este efecto es limitado, y la oscuridad parece constante.
Durante este periodo, las actividades al aire libre no se detienen, aunque se ajustan a las condiciones. La aurora boreal es uno de los principales atractivos para los residentes y los pocos turistas que se aventuran a visitar la región durante el invierno. Este fenómeno, causado por la interacción de partículas solares con la atmósfera terrestre, se vuelve visible incluso durante el día, ya que la oscuridad permite que las luces del norte se aprecien en cualquier momento. Las auroras pintan el cielo con tonos verdes, púrpuras y rosados, ofreciendo un espectáculo natural único.
Otra de las actividades populares durante la noche polar es el mushing, o trineo tirado por perros. A pesar de la oscuridad, los guías locales organizan expediciones por los valles y glaciares cercanos, donde los visitantes pueden experimentar de cerca la vida salvaje de la región, que incluye el avistamiento de renos de Svalbard. Estos animales, adaptados al clima extremo, no tienen depredadores naturales en el archipiélago, por lo que es común verlos deambulando por las cercanías de esta ciudad.
Las condiciones climáticas durante la noche polar pueden ser extremas, con temperaturas que descienden hasta los -16 grados Celsius, y tormentas de nieve que a veces dificultan la visibilidad y la movilidad. Sin embargo, los habitantes de Svalbard están preparados para estos desafíos. Las viviendas y edificios están equipados para soportar el frío, y en los días de tormenta, es común que las personas se queden en casa, disfrutando de pequeñas actividades como ver películas o leer, creando un ambiente acogedor en medio de la adversidad exterior.
La salud mental es un aspecto importante a tener en cuenta durante la noche polar. La falta de luz solar puede afectar el estado de ánimo y los niveles de energía de las personas, por lo que muchos residentes toman precauciones para mitigar estos efectos. Es común el uso de lámparas de luz artificial diseñadas para imitar la luz solar, lo que ayuda a mantener el ciclo circadiano y prevenir los síntomas del trastorno afectivo estacional (TAE). Además, se fomenta la actividad física y social para mantener un equilibrio emocional durante los meses oscuros. Estudios realizados en regiones árticas, como el de la psicóloga Kari Leibowitz, indican que una actitud positiva hacia el invierno puede ayudar a las personas a sobrellevar mejor este periodo.
Cuando la noche polar llega a su fin a finales de enero, la Semana del Festival del Sol marca el regreso de la luz. El 8 de marzo, los primeros rayos de sol alcanzan los escalones del antiguo hospital, donde los residentes, incluidos los niños de las escuelas locales, se reúnen para celebrar este momento con cánticos y actividades festivas. Aunque el sol solo aparece brevemente el primer día, su retorno es un símbolo de renovación y esperanza para la comunidad, que ha pasado meses en la oscuridad.