Como sucede con muchas otras enfermedades, la respuesta podría encontrarse tanto en las diferencias biológicas debidas al sexo como en las diferencias socioculturales (roles de género)
Casi 120 años han pasado desde que el médico alemán Alöis Alzheimer describió por primera vez la enfermedad neurodegenerativa que hoy lleva su nombre.
Todo comenzó a raíz del caso con una paciente demente llamada Auguste Deter.
Los últimos datos sobre la enfermedad de Alzhéimer (EA) sugieren que no fue una coincidencia que Auguste fuera una mujer: hoy sabemos que en torno a dos tercios de las personas afectadas lo son.
Concretamente, un estudio realizado en 2017 ya demostraba que en Europa un 3,31% de los hombres padecen alzhéimer frente al 7,13% de las europeas –más del doble–. Sin embargo, hasta hace relativamente poco tiempo a esta diferencia no se le había dado toda la importancia que merece.