InicioVariedadesCómo el vino tinto dejó de considerarse saludable

Cómo el vino tinto dejó de considerarse saludable

  • Durante una o dos décadas gloriosas, la bebida fue elogiada como buena para el corazón. ¿Qué pasó?

En 1991, Morley Safer, corresponsal de la CBS, se preguntaba cómo era posible que los franceses disfrutaran de alimentos ricos en grasas, como el paté, la manteca y el queso brie triple crema, y que, sin embargo, tuvieran tasas más bajas de enfermedades cardíacas que los estadounidenses.

“La respuesta al enigma, la explicación de la paradoja, puede estar en esta copa”, dijo Safer, levantando una copa de vino tinto ante los espectadores.

Los médicos creían que el vino tenía “un efecto enjuague” que impedía que las células formadoras de coágulos sanguíneos se adhirieran a las paredes arteriales, explicó Safer.

Esto, según un investigador francés que aparecía en el segmento, podía reducir el riesgo de obstrucción y, por lo tanto, el riesgo de infarto.

En aquel momento, varios estudios respaldaron esta idea, según Tim Stockwell, epidemiólogo del Instituto Canadiense de Investigación sobre el Consumo de Sustancias.

Y los investigadores descubrían que la dieta mediterránea, que tradicionalmente formentaba una o dos copas de vino tinto con las comidas, era una forma de alimentación cardiosaludable, añadió.

Pero no fue hasta la emisión del programa 60 minutos cuando la idea del vino tinto como bebida saludable se hizo “viral”. Un año después de la emisión del programa, las ventas de vino tinto en Estados Unidos aumentaron un 40%.

El halo de saludable del vino tardaría décadas en desvanecerse.

Cómo evolucionó nuestra comprensión del alcohol y la salud

La posibilidad de que uno o dos vasos de vino tinto pudieran ser beneficiosos para el corazón fue “una idea encantadora” que los investigadores “aceptaron”, afirma Stockwell. Encajaba en el conjunto más amplio de pruebas de los años ’90 que relacionaban el alcohol con la buena salud.

Por ejemplo, en un estudio de 1997 en el que se realizó un seguimiento de 490.000 adultos en Estados Unidos durante nueve años, los investigadores descubrieron que los que declaraban tomar al menos una bebida alcohólica al día tenían entre un 30% y un 40% menos de probabilidades de morir de enfermedades cardiovasculares que los que no bebían.

También tenían un 20% menos de probabilidades de morir por cualquier causa.

Cada vez más estudios muestran que no hay consumo seguro de alcohol. Foto Shutterstock.Cada vez más estudios muestran que no hay consumo seguro de alcohol. Foto Shutterstock.

En el año 2000, cientos de estudios habían llegado a conclusiones similares, según Stockwell. “Yo creía que la ciencia estaba convencida”, afirmó.

Pero algunos investigadores llevaban señalando problemas con este tipo de estudios desde la década del ´80, y cuestionando si el alcohol era responsable de los beneficios que observaban.

Tal vez los bebedores moderados eran más sanos que los no bebedores, decían, porque tenían más probabilidades de ser cultos, ricos y activos físicamente, y más probabilidades de tener seguro médico y comer más verduras.

O quizá, añadieron los investigadores, se debía a que muchos de los “no bebedores” de los estudios eran en realidad ex bebedores que lo habían dejado porque habían desarrollado problemas de salud.

Kaye Middleton Fillmore, investigadora de la Universidad de California en San Francisco, fue una de las que pidió que se analizara más a fondo la investigación.

“Corresponde a la comunidad científica evaluar cuidadosamente estas pruebas”, escribió en un editorial publicado en 2000.

En 2001, Fillmore convenció a Stockwell y a otros científicos para que la ayudaran a examinar los estudios anteriores y a reanalizarlos de forma que pudieran explicar algunos de estos sesgos.

“Trabajaré con vos en esto”, recuerda haberle dicho Stockwell a Fillmore, fallecida en 2013. Pero “yo era muy escéptico sobre todo el asunto”, dijo.

Al final, el equipo encontró un resultado sorprendente: en su nuevo análisis, los beneficios previamente observados del consumo moderado de alcohol habían desaparecido. Sus conclusiones, publicadas en 2006, aparecieron en los titulares por contradecir la opinión generalizada: “Un estudio pone fin a la creencia de que un poco de vino ayuda al corazón”, informaba Los Angeles Times.

“Eso molestó a muchísima gente”, afirma Stockwell. “La industria del alcohol tomó medidas enormes y gastó mucho dinero para contrarrestar este mensaje bastante incómodo que aparecía”.

En pocos meses, un grupo financiado por la industria organizó un simposio para debatir la investigación e invitó a Fillmore.

En las notas que Stockwell guardó, Fillmore escribió que la discusión fue “acalorada y pesada, tanto que sentí que necesitaba quitarme el zapato, golpeándolo contra la mesa”.

Y cuando dos organizadores de la conferencia publicaron un resumen del simposio en el que se decía que “el consenso de la conferencia” era que el consumo moderado de alcohol estaba asociado a una mejor salud, Stockwell dijo que Fillmore “estaba furiosa” porque sus opiniones no estaban representadas.

Desde entonces, muchos más estudios, incluido uno que Stockwell y sus colegas publicaron en 2023, confirmaron que el alcohol no es la bebida saludable que se creía.

En 2022, los investigadores dieron una noticia más grave: el consumo de alcohol no sólo no aportaba ningún beneficio cardiovascular, sino que incluso podía aumentar el riesgo de sufrir problemas de corazón, según el Dr. Leslie Cho, cardiólogo de la Clínica Cleveland.

En la actualidad, cada vez hay más estudios que demuestran que incluso una bebida al día puede aumentar las probabilidades de padecer enfermedades como hipertensión arterial y ritmo cardíaco irregular, que pueden desembocar en accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca u otras consecuencias para la salud.

Y los vínculos del alcohol con el cáncer son evidentes, algo que la Organización Mundial de la Salud viene afirmando desde 1988.

Se trata de un mensaje muy distinto del que los pacientes pueden haber escuchado de sus médicos durante años, reconoció Cho. Pero el consenso cambió.

Según la OMS y otros organismos sanitarios, ninguna cantidad de alcohol es segura, independientemente de que se beba vino, cerveza o licor.

Entonces, ¿está prohibido el vino?

Cuando asesora a sus pacientes con cáncer, Jennifer L. Hay, científica del comportamiento y psicóloga sanitaria del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, dice que muchos se quedan “absolutamente sorprendidos” al saber que el alcohol, incluido el vino, es un carcinógeno.

En un estudio realizado en 2023, los investigadores encuestaron a casi 4.000 adultos estadounidenses y descubrieron que sólo el 20% sabía que el vino podía provocar cáncer, frente al 25% que sabía que la cerveza podía hacerlo y el 31% que sabía que el licor también.

Los pacientes de cardiología de Cho suelen sorprenderse cuando les sugiere que reduzcan el consumo de alcohol, incluido el vino.

“Dicen: ‘¿Qué? Creía que protegía contra las enfermedades cardíacas'”, explica.

El vino tinto contiene unos compuestos llamados polifenoles, algunos de los cuales pueden tener propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.

Pero ningún estudio, incluidas décadas de investigación sobre un polifenol llamado resveratrol, vinculó definitivamente las cantidades que se obtienen del vino tinto con la buena salud, dijo Cho. Y no hay pruebas fehacientes de que el vino sea menos perjudicial que otros tipos de alcohol, añadió.

“Puede ser muy duro enterarse de eso”, reconoció Hay.

Cada vez que le dice a la gente que estudia los riesgos del alcohol, “una nube se cierne sobre la sala”, dijo.

Hay y otros investigadores no proponen una “prohibición” del alcohol. Sólo quieren que la gente esté informada de los riesgos.

Y para la mayoría, está bien disfrutar de una copa de vino de vez en cuando, dijo Cho.

“Pero no ayuda al corazón. Es hora de abandonar esa creencia”.

© The New York Times

Destacados